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20 de agosto de 2024

#Columna: “Transformación digital en los municipios en La Araucanía”

Christian Labbé B., PhD.                                                                                     Director del Instituto de Informática Educativa, Universidad de La Frontera.

En noviembre de 2019 se publicó la Ley de Transformación Digital del Estado que busca impulsar la digitalización de un conjunto de procedimientos esenciales para la gestión administrativa del Estado, entre ellos y para partir a nivel municipal, se encontraba expandir el uso de la ClaveÚnica, utilizar masivamente la firma digital en documentos oficiales, digitalizar trámites administrativos que llenan de papeles los escritorios de nuestras municipalidades, etc. Con esa meta, en diciembre del año pasado nuestra universidad, a través del Instituto de Informática Educativa y el Instituto de Desarrollo Local y Regional asumimos el desafío de apoyar en su etapa inicial el proceso de transformación digital de los 32 municipios de nuestra región, no solo desde punto de vista de habilitación tecnológica, sino que incorporando aspectos de apropiación por parte de los usuarios, ambos elementos centrales para una  transformación digital.

Transformar viene del latín transformāre, que según la RAE significa “hacer cambiar de forma a alguien o algo” y entre sus sinónimos destacan alterar, variar, modificar, metamorfosear, reformar, desfigurar. En contextos digitales, la transformación conlleva cambiar o alterar la forma de cómo hacemos las cosas con apoyo de herramientas digitales para, y esto es lo más importante, mejorar la vida de las personas.

Ahora bien, el titular general de “transformación digital”, no da luces de la profundidad del cambio que se espera. Para algunos, la transformación considera cambios radicales en corto plazo y para otros, cambios menores, paulatinos en el mediano o largo plazo. Ambas son visiones válidas ya que todo depende del observador. Por ejemplo, un cambio sutil en una práctica habitual de trabajo puede ser considerado, para quien implementa el cambio, como algo profundo y radical.

Aquí entra en juego la apropiación de tecnologías digitales, prolífico ámbito de estudio a nivel nacional e internacional. Según uno de los autores más influyentes en el área, Neil Selwyn, la cúspide de la apropiación se evidencia cuando las personas, grupos o sociedades son capaces de beneficiarse directamente del uso de las tecnologías digitales. Ahora bien, para llegar a la cima es necesario contar con condiciones de acceso y uso cotidiano que permita a las personas darse cuenta y evidenciar los beneficios en su quehacer. Hoy ya existe consenso en afirmar que la transformación digital es un proceso que requiere tiempo y condiciones de implementación, pero sobre todo, requiere imaginar el cambio en las personas, en cómo les hace sentido y mejora su vida diaria. Por muchos años, la receta de colocar en una organización (como si fuera un mueble) un gadget tecnológico de última moda, plataforma digital deslumbrante, u otra, con la esperanza que por el solo hecho de colocarla a disposición de las personas ésta será utilizada masivamente, ha demostrado ser muy poco efectiva.

Es aquí donde cobra relevancia tener una imagen de cómo entendemos la transformación digital en la gestión de los municipios de nuestra región. Luego de trabajar con los 32 pertenecientes a La Araucanía, la realidad nos muestra que hemos  comenzado un proceso de transformación en el cual paulatinamente, autoridades, funcionarios y funcionarias municipales, han incorporado o incorporarán prontamente herramientas digitales para realizar sus actividades cotidianas. Los beneficios, tanto para los funcionarios/as como para toda la ciudadanía, están a la vuelta de la esquina.