Columna: La irrupción de la IA como generador de ideas iniciales
Autor: Christian Labbé B., PhD. Director del Instituto de Informática Educativa, Universidad de La Frontera.
La inteligencia artificial generativa, en la forma de ChatGPT, se está convirtiendo en un tema ineludible a analizar por docentes, estudiantes, investigadores y comunidad educativa en general. En particular, la irrupción de esta tecnología nos está obligando a discutir respecto de su uso, potencialidades, limitaciones y efectos.
Es interesante darse cuenta que estas mismas interrogantes surgieron cuando las computadoras, internet y los teléfonos inteligentes irrumpieron en la sala de clases. El denominador común de estas tecnologías era que tenían la promesa de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. No obstante, con el paso de los años, hemos aprendido que cuando una nueva tecnología promete transformar la educación, es esencial anticipar los cambios.
A nivel internacional, hemos visto un interesante esfuerzo de prospección donde destaca el “Consenso de Beijing sobre Inteligencia Artificial y Educación” (UNESCO, 2019). En dicho documento, 50 ministros y viceministros de Educación, junto con representantes de más de 100 Estados reconocieron la relevancia de la inteligencia artificial en la educación y propusieron una serie de recomendaciones de política educativa. A nivel nacional, el Ministerio de Educación reaccionó rápidamente ante la llegada de ChatGTP publicando la “Guía para Docentes: Cómo usar ChatGPT para potenciar el aprendizaje activo” (Mineduc, 2023), con un mensaje claro: “promovemos el uso de la IA generativa por parte de docentes y estudiantes”. La guía ofrece sugerencias para generar “ideas iniciales” en la planificación de clases, creación de actividades y preguntas de evaluación. En cuanto a los estudiantes, se presentan ejemplos de cómo obtener “ideas iniciales” para escribir ensayos, proyectos de indagación científica, de investigación artística o interdisciplinarios.
El concepto de “ideas iniciales” da la sensación que la IA proporciona un conjunto básico de ideas. Sin embargo, si le pedimos a ChatGPT que “proponga un proyecto de investigación interdisciplinaria sobre los volcanes”, recibiremos no sólo el título del proyecto, sino también un resumen, los objetivos, la metodología y los resultados esperados. Otras IA generativas, como Bard de Google, pueden ofrecer respuestas aún más detalladas. Aunque las principales limitaciones de las IA generativas se relacionan con la posibilidad de dar respuestas incorrectas, imprecisas o sesgadas, en general, son asistentes que proporcionan valiosas “ideas iniciales”.
Ahora bien, si tanto docentes como estudiantes consideran las respuestas de la IA como “ideas iniciales”, el nivel de mejora en nuestros proyectos, se eleva significativamente. Por el contrario, si tomamos las respuestas de la IA como “respuestas definitivas” y no cuestionamos o analizamos su pertinencia o posibles mejoras, caeremos en la trampa de delegar en la IA la autoría de nuestras ideas y proyectos.
La IA es una herramienta potencialmente beneficiosa para mejorar los procesos educativos, pero debemos ser conscientes de sus limitaciones. Si bien la IA puede ser deslumbrante en su lógica argumentativa, puede ser utilizada fácilmente como atajo en desmedro de la generación de aprendizajes significativos.
